Gobernar sin dirección o rodearse de un equipo incompetente perjudica el progreso y deteriora la vida de la población.
Este fenómeno podría estar ocurriendo en numerosas entidades territoriales del país.
Dos etapas claras anteceden al momento de gobernar:
- El proceso electoral debe avanzar conjuntamente con una estrategia bien definida. El éxito en esta etapa depende de la capacidad para definir, diseñar y ejecutar actividades de manera ordenada y coherente.
- El empalme representa una actividad clave que precede la toma de posesión del mandato gubernamental. Esta tarea debe efectuarse con rigurosidad, sin importar si se trata de una administración de continuidad o de cambio. Es el momento para establecer un corte de cuentas, informando a la opinión pública sobre las realizaciones del gobierno saliente y los puntos de partida del entrante. No hacer público el resultado del empalme trae consecuencias que afectan la etapa siguiente.
La incompetencia de un gobernante en el poder se evidencia cuándo éste carece de una clara estrategia para gobernar la que se empieza a manifestarse en:
- Las deficientes actividades en el proceso de empalme.
- Una falta de dirección clara en la administración reflejada en la gestión ineficaz de los asuntos ciudadanos.
- Dificultades de liderazgo en momentos de crisis o desafíos importantes que conduce a la falta de coordinación entre instancias gubernamentales dificultando la capacidad de abordar los problemas oportunamente.
- Rodearse de personas faltas de contexto y conocimiento sobre leyes y regulaciones aplicables. Lo anterior hace ver al gobierno como ignorante, con desconfianza e incapaz de abordar los problemas con efectividad.
- Una mala gestión estanca u obstaculiza el desarrollo económico, social y cultural, proyectando la imagen de un gobierno carente de liderazgo, visión de futuro y capacidad para implementar políticas efectivas en áreas clave del desarrollo ciudadano.
En resumen, cuando una persona no preparada para gobernar asume el cargo de gobernante, inevitablemente se desencadenan una serie de consecuencias negativas. Estas no solo afectan el funcionamiento eficaz del gobierno, sino que también comprometen seriamente el bienestar de sus habitantes.
