Inicio / EMPALME: NI PELEA DE KICK BOXING NI REUNIÓN DE COMADRES
Los procesos de empalme no pueden ser ni combates de kick boxing, que se resuelven a puños y patadas y ni mucho menos una reunión de comadres que se cuentan todo al calor de un delicioso café.
Los empalmes entre gobernantes salientes y entrantes son mandatos reglados, de obligatorio cumplimiento, cuyo resultado final es el de producir herramientas estratégicas para la gobernanza de los entes territoriales.
El éxito del proceso se garantiza estableciendo su inicio con suficiente tiempo, con preparados profesionales y con una agenda rigurosa que siga los lineamientos generales que la normatividad establece.
Dos circunstancias políticas se pueden presentar en un proceso de empalme:
En la primera circunstancia, se supone, que no habrá ninguna dificultad. Respecto de la segunda lo esperado es que el proceso se surta dentro de la mayor cordialidad y respeto habida cuenta de la obligación que tiene el gobernante saliente de entregar toda la información solicitada. Si así no lo hace corre el riesgo de verse involucrado en temas de responsabilidad disciplinaria.
El proceso de empalme puede evacuarse en tres etapas claramente regladas:
El proceso para la administración entrante, es de suma importancia porque le suministra información básica que junto con el programa de gobierno facilita la elaboración, al menos, de los lineamientos básicos del plan de desarrollo de la ciudad.
El programa de gobierno, los retos que resulten del proceso de empalme, la estructura organizacional del gobierno y los lineamientos básicos para el plan de desarrollo son insumos suficientes para definir cómo integrar el equipo de secretarios de despacho. Saber gobernar es también saber elegir, por lo tanto jamás acceda a la presión para escoger mediocres. El objetivo es seleccionar y nombrar profesionales especializados en cada área que respondan con fidelidad y compromiso por las metas trazadas.
La construcción del discurso de posesión debe hacerse sobre la base de la visión de ciudad que se quiere proyectar. Ahí deben concurrir elementos del programa de gobierno como candidato, las conclusiones del proceso de empalme, el plan de desarrollo que se está construyendo y las metas o propósitos para adelantar en los primeros 100 días de gobierno.
Grave error comete el gobernante entrante, si omite por razones de solidaridad política, conveniencia u olvido el revelar públicamente en el informe final del empalme o en el discurso de posesión, cómo recibe cada una de las dependencias de la administración.
No hacerlo, se le abonará como de su cosecha el lastre que no quiso revelar. No quedarse callado es la recomendación. El gobernante entrante y la opinión pública deben saber cuál es el punto de partida para una justa evaluación al final de su mandato.
Cali - Colombia
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