Independientemente de mis opiniones y reparos hacia el gobierno de Ospina II, debo señalar un hecho que no puede pasar por alto.
La postulación y posterior adjudicación de la sede para la realización de la COP16 ha puesto en evidencia una importante contradicción en el discurso de todos los candidatos durante la pasada campaña electoral a la alcaldía de Cali, incluyendo al ganador.
Es innegable que, al ser seleccionada Cali como sede de tan trascendental evento, se desafía la narrativa que durante la campaña electoral pintaba a nuestra ciudad como un lugar prácticamente destruido. La decisión del Presidente de la República de otorgarle esta responsabilidad a Cali nos indica que la situación no era tan sombría como se quiso hacer creer.
Sin embargo, es inaceptable pensar que, en 45 días de gestión la administración actual haya revivido a la ciudad transformándola y convirtiéndola en el escenario ideal para la COP16. Ese proceso, de transformar, requiere de un plan estratégico que demanda tiempo, esfuerzo y recursos.
Lo que más sorprende es la falta de una contundente respuesta de parte del gobierno anterior, al no aprovechar esta situación para evidenciar la contradicción en la que cae el actual mandatario caleño. Es una oportunidad única para demostrar, a través de una comunicación efectiva, cómo la ciudad tenía las bases para la postulación y el logro de este evento.
Conclusión: a pesar de las deficiencias del gobierno de Ospina II, este no logró destruir Cali al punto de impedir que la ciudad fuera postulada y seleccionada como sede de un evento tan relevante a nivel mundial como lo es la COP16.
Cali - Colombia
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