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Al inicio de un nuevo mandato, arranca un periodo de “gracia” para los mandatarios en el que la opinión pública está atenta a los primeros pasos del nuevo gobierno.
¿Por qué estamos pendientes de algo que no está establecido en ninguna ley? ¿Por qué son importantes los cien primeros días para juzgar a un gobierno?
Fue el presidente de los Estados Unidos de América Franklin D. Roosevelt el que una vez posesionado y cuando el país se encontraba en una aguda crisis económica acuñó el concepto de los primeros cien días de gobierno. En ese período, adoptó drásticas y atinadas medidas que revitalizaron y desescalaron la crisis, siendo su actuación considerada como imprescindible para la reactivación de la nación.
Desde otro punto de vista fue el momento para difundir y posicionar la marca de su imagen, la que se construyó durante los primeros cien días de su mandato.
Desde entonces, muchos líderes políticos han seguido los mismos pasos y han aprovechado el período de gracia para realizar acciones que marcaron la imagen de sus gobiernos.
¿Por qué son importantes los cien primeros días del gobierno?
Es la oportunidad que tiene el gobernante para comunicar al conjunto de la ciudadanía cuál es su visión de la ciudad, cuáles las características de su gobierno y cuáles sus prioridades a realizar.
Una vez elegido el gobernante, el interés de los ciudadanos se traslada a conocer quiénes formarán el nuevo gabinete; cuál es su experiencia y sus perfiles académicos; qué responsabilidades tendrán y dónde; cuáles son las prioridades del gobierno en el día a día, cuáles son en los temas de futuro y finalmente qué estilo se tendrá para cumplir las promesas.
En este período la “primera impresión” es definitiva. Es cuando los ciudadanos se forman una “idea” del nuevo gobierno. Es la nueva imagen del gobierno la que se quedará en la mente de los ciudadanos.
Un mini-plan estratégico, para los primeros cien días de gobierno viene bien. Es el inicio de la construcción de la imagen del gobernante y del gobierno.
Cómo aprovechar y construir la imagen del gobernante y del gobierno
Es importante después de una elección, saber dónde, cómo y porqué la gente votó, no solamente por ti sino también por tus contrincantes. No hacer este análisis es dejar un bache entre la opinión pública y lo que será tu gobierno.
Recuerda que tu programa de gobierno, al momento de ganar, se convierte en un compromiso con los ciudadanos. Son promesas que has de cumplir. Es sano inventariar los compromisos de campaña priorizándolos en el tiempo para ser cumplidos a plenitud.
El equipo de gobierno debe ser capaz de conocer la situación interna de cada dependencia. Esta labor debe hacerse sin reprochar públicamente actuaciones del gobierno saliente.
Independientemente de haber sido el producto de una propuesta de cambio o de continuidad, ten la plena seguridad que has generado ilusión, esperanza, pero también desconfianza.
Para el caso de una propuesta ganadora de cambio, es probable que parte de la opinión pública le tenga miedo al cambio. Eso es normal, incluso en algunas personas que votaron por ti. Ellos estarán muy atentos a lo que hagas, por lo tanto la recomendación es la de no tomar decisiones que puedan afectar o dividir a la ciudadanía.
Aprovecha los primeros cien primeros días para poner en marcha y/o ejecutar tus promesas de campaña. Cuéntale a la ciudadanía ¿Cuándo lo harás? ¿Dónde lo harás? ¿Cómo lo comunicarás?
Posiciona tu imagen y la de tu gobierno generando confianza, credibilidad, siendo cumplido e irradiando coherencia.
El nuevo gobierno debe hacerse sentir desde el primer día y asegurarse que es percibido y reconocido por todos. Por lo tanto, no es suficiente pensar que con el cambio de caras, en los carros oficiales, se garantiza el cambio de gobierno.
La recomendación es hacer uso de todos los recursos para comunicar el cambio que supone la entrada del nuevo equipo de gobierno.
Relaciónate con los ciudadanos y con los medios de comunicación de diversas formas. Muéstrate diferente. Que vean claramente que conduces un gobierno nuevo, con una nueva visión de ciudad, con un nuevo estilo, con una nueva forma de recorrer el camino que falta y una nueva manera de relacionarse con la gente para que aflore y se reconozca el cambio.
Si tienes que tomar decisiones impopulares por el bien de la ciudad, hazlo al inicio de tu mandato. En los primeros cien días, el gobierno estará en estado de gracia. Los medios de comunicación y la ciudadanía, no están muy dispuestos a juzgar tus primeras acciones con dureza. Serán condescendientes con este tipo de decisiones y darán una oportunidad al nuevo gobierno.
Toda decisión impopular tomada en los primeros cien días debe estar bien argumentada, si no, será como un boomerang difícil de controlar.
¿Cuál es tu visión de la ciudad? ¿Hacia dónde quieres orientarla? ¿Cuáles son sus objetivos estratégicos de mediano y largo plazo? ¿Cuáles son las prioridades?
Al responder estas preguntas le estrás explicando a la ciudad su futuro deseable sintetizado en un mensaje.
No puedes perder la oportunidad. Piensa mediáticamente. El día de la posesión en el nuevo cargo, es el escenario ideal para representar y comunicar la prioridad tu mensaje, más allá de tu discurso.
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