Inicio / DEL APLAUSO AL RECHAZO
Independientemente de mis reparos sobre lo extenso de las encuestas de Invamer y del tamaño de la muestra —en este caso, apenas 200 personas encuestadas en Cali—, me referiré a los resultados publicados en su medición #167, de junio de 2025, centrándome en la gestión del alcalde Alejandro Eder en tres aspectos:
Sobre la gestión del alcalde @alejoeder, se observa un patrón de desaceleración en la aprobación, la cual cae 16 puntos porcentuales: del 46 % en dic./24 al 30 % en junio de 2025. A la par, se presenta un aumento de 21 puntos porcentuales en la desaprobación, que asciende del 41 % al 62 % en el mismo período.
El desgaste del alcalde como gobernante comienza, tempranamente, a evidenciarse desde octubre de 2024, cuando los indicadores adquieren una tendencia negativa y sostenida, como reflejo de sus incumplimientos y de su pésima comunicación. La caída sugiere que las expectativas de la ciudadanía han sido rápidamente defraudadas o que las acciones del gobierno no han logrado posicionarse de manera favorable. Cuando este tipo de comportamiento presenta estas características, su recuperación se vuelve muy difícil, a menos que ocurra un evento de inflexión contundente en la gestión, acompañado de un cambio acertado en la estrategia de comunicación del gobierno y del gobernante.
Los indicadores sobre la percepción del rumbo de la ciudad refuerzan el panorama negativo. El porcentaje de personas que creen que la ciudad está “empeorando” aumentó 23 puntos porcentuales: del 49 % en dic./24 al 72 % en jun./25. Quienes perciben una mejoría pasaron del 38 % al 20 %, es decir, 18 puntos porcentuales menos en el mismo período.
El resultado evidencia una caída en los niveles de esperanza o expectativa positiva sobre la ciudad, algo fundamental para la gobernabilidad y la legitimidad institucional. Además, perfila un sentimiento generalizado de pesimismo ciudadano y una percepción negativa del rumbo de Cali.
Los datos muestran que, en junio de 2025, el 80,3 % de los caleños se sienten inseguros: un 16,9 % se declara “muy inseguro” y un 63,6 %, “inseguro”. Mientras tanto, en el mismo período, solo un 19,5 % dice sentirse seguro: un 18,1 % se declara “seguro” y un 1,4 % “muy seguro”.
El dato consolidado del 80,3 % de percepción negativa es alarmante. Existe una sensación de vulnerabilidad generalizada, acentuada por factores estructurales como la delincuencia común, el microtráfico, la falta de presencia policial y la desconfianza, especialmente hacia la autoridad del gobierno local. Incluso, aunque los indicadores de criminalidad mejoraran, la percepción ciudadana no cambiaría, pues ya está anclada en una lógica de miedo.
En estos casos, cuando los datos se concentran en extremos negativos, se requiere no solo operativos de la fuerza pública, sino también el desarrollo de intervenciones estratégicas, comunicacionales y de recuperación del espacio público.
El comportamiento de las variables anteriores sugiere una tendencia creciente de malestar ciudadano. Para poderla mejorar, el gobierno local necesita diseñar y reajustar —para los escasos 30 meses que le quedan— su estrategia general de gobierno. Esta debe incluir un “plan de choque” que permita ejecutar acciones visibles y eficaces, con alto impacto territorial y comunicacional. De lo contrario, estos indicadores seguirán deteriorándose, afectando la estabilidad del gobierno.t
Consultor en Marketing Político
Cali - Colombia
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