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SIN ARRAIGO Y CHAMBONIANDO

Miercoles, 14 de Agosto del 2024
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´Implosionar´ parece ser la palabra adecuada para entender cómo el gobierno local de #MiCaliBella colapsa y se derrumba lentamente debido a contradicciones y malas decisiones.

La falta de arraigo del alcalde, la superficialidad manifiesta en sus decisiones, el círculo de foráneos en su gabinete, los continuos errores en la administración de la hacienda pública, el cúmulo de contratos cuestionados, el incumplimiento de sus promesas de campaña, el “chontinuismo” de modelos criticados, la desatención de problemas locales en favor de iniciativas nacionales, su talente de viajero, la “jactancia” en sus declaraciones y hasta su “raída” vestimenta de campaña hacen pensar que el gobierno local está implosionando.

Estos hechos demuestran que hay una serie de dificultades que podrían estar debilitando la administración desde adentro, colapsando su eficacia y credibilidad ante la opinión pública.

Las falencias evidenciadas en la gestión del Alcalde son en gran medida el resultado de su falta de arraigo con la ciudad que gobierna. Haber nacido y haberse formado íntegramente en el exterior, sumado a su ausencia prolongada de la ciudad en momentos críticos, lejos del contexto local, le ha generado una clara desconexión que se refleja en sus decisiones, minando su capacidad como administrador para enfrentar los desafíos que la ciudad reclama.

Uno de tantos ejemplos es la gestión de la hacienda pública, en la cual se han cometido graves errores. Trámites como la emisión de certificados de disponibilidad presupuestal para el proyecto del Tren de Cercanías, el registro en MinHda del reperfilamiento de la deuda y los traslados de fondos en el presupuesto vigente han sido mal manejados, incumpliendo con los requisitos legales que nuestro ordenamiento jurídico demanda. Estas fallas no solo demuestran una falta de conocimiento técnico, sino también una peligrosa improvisación que podría traer serias consecuencias para la estabilidad financiera del Distrito y judiciales para quienes las han adoptado.

Mientras los problemas locales permanecen desatendidos, el alcalde intenta proyectar una imagen de internacionalización mediante el aumento de sus viajes al exterior, bajo el pretexto de obtener recursos de cooperación internacional. Sin embargo, hasta el momento no se han obtenido resultados tangibles.

A nivel nacional, el alcalde destaca sus frecuentes reuniones con sus colegas de Medellín, Bogotá y Bucaramanga, afirmando que trabaja con ellos en beneficio de los caleños. Sin embargo, estas reuniones parecen ser meros conciliábulos en las que asumen la condición de “conspiretas” contra el Gobierno Nacional desviando, cada uno, su atención de los problemas locales.

En el ámbito de la comunicación, el alcalde combina arrogancia con superficialidad. En redes sociales, se jacta de su sabiduría anunciando soluciones con la grandilocuencia de un “Superman”. Sin embargo, cuando intenta profundizar en la importancia de un tema, su narrativa se debilita, volviéndose insustancial e ineficaz, similar a la del “Chapulín Colorado”. Este tipo de mensajes erráticos socava la confianza ciudadana, que necesita líderes con una visión clara y realizable.

Un aspecto preocupante de su gestión es la tendencia a involucrarse en temas que están fuera de su competencia territorial. En el caso de la seguridad, reclama al gobierno nacional contundencia contra los grupos ilegales sin especificar cuáles son las “acciones contundentes” a las que se refiere y cuáles serían los beneficios concretos para la ciudad. Igualmente, reclama intervenciones militares, como “más horas de vuelo” – bombardeos – sin ningún análisis ni justificación sobre los lugares de su jurisdicción que requieren este tipo de acciones. Esta tendencia a abordar asuntos ajenos refleja una desviación de sus responsabilidades como alcalde, descuidando la solución de las verdaderas necesidades de la ciudad.

A pesar de los contratiempos y críticas recibidas en estos siete meses de gobierno, en los que “aprender” ha resultado ser más difícil que “hacer”, el alcalde aún tiene la oportunidad de redirigir su gestión. Para lograrlo, debe adoptar una postura humilde, reconocer sus errores y comprometerse a un gobierno más efectivo que aborde las verdaderas necesidades de la ciudad. Es crucial que elabore un “plan estratégico para gobernar” que comience con la adecuación de toda la institucionalidad del gobierno, acorde con el estatus de Cali como Distrito Especial. Además, debe seleccionar un equipo de colaboradores competente, que conozca la ciudad y que implemente el plan de desarrollo de manera meticulosa, asegurando así que se atiendan las auténticas necesidades de la ciudad.

Mauricio Mejía López

Asesor Político

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